miércoles, 14 de abril de 2010

Trenes y cebollas


Puede que un día decidas hacer un viaje en tren con alguien, o pelar una cebolla y decir que está constituía por un millón de capas, tumbarte en la cama, apagar la luz y escuchar el sonido de ese tren. Todos sabemos como son unas vias, puedes imaginar que por debajo no hay nada, o que hay notas enganchadas en las que hay escritas palabras que hablan de sentimientos. Pero luego te das cuenta que todo eso está en tu mente, que esas palabras no son tan profundas, o que quizás no vale la pena ni subirse en el tren, porque puede que si subes, luego ya no puedas regresar jamás al punto del que partiste. A mi siempre me ha gustado viajar en tren. Veo notas que describen universos llenos de posibilidades, veo montañas, veo mares llenos de peces de colores. De trenes y cebollas, de dos, cuatro o cinco. Fotos desenfocadas, paisajes en blanco... se acumulan las frases, los sonidos... las gaviotas.

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