martes, 4 de octubre de 2011

Ignacio de Batabanó

Ignacio apareció de entre las sucias aguas de aquel pueblo que,en algún momento, me resultó familiar.
Parecía que aquel chico me estaba esperando. De su mano me di cuenta, que no siempre en la vida, puedes encontrar lo que buscas. Y que a veces estas tan cerca de ello que de pronto, sin saber porqué, ya no te interesa.
Ignacio estaba casado y tenía un hijo.
Aquel día volvió a casa con un paquete de caramelos y dos pesos.


Retratos.
Batabanó, Cuba 2011

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