sábado, 8 de mayo de 2010

Blas


Blas es un hombrecito de pueblo. No es muy alto, más bien su pequeña estatura es lo que más llama la atención la primera vez que le ves. Siempre puedes encontrarle a partir de las siete de la tarde en el bar de mi tío, donde tiempo y humo se funden para dar lugar a nada. Tan sólo importa el paso de las horas, el reloj que cuelga en la pared las marca, pero a él le da igual, porque allí encuentra el calor que necesita, ya sea verano, primavera o invierno. Blas no es un hombre de ambiciones, ni de riqueza, pero a pesar de su poco mundo, en él hay algo que me invita a mirarle, y a detenerme delante de él y hacerle unos retratos. A él le encanta, lo sé, porque lo hago con respeto y porque sabe en el fondo que para mi es un gran hombre, con un gran corazón. Bravo por las personas que parecen muy pequeñas pero son mñas grandes que muchas.

Bar Cas Pobil, mayo 2010, Palma de mallorca

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