martes, 9 de noviembre de 2010

Algodones de azúcar

Han pasado veinte años y todavía puedo sentir el olor del azúcar de aquellos algodones rosas. Todos los juguetes estaban colocados sobre una mesa de una manera casi mágica. Había dulces, palomitas, regalices, pistolas y muñecas. Manzanas de caramelo, almendras, pipas, avellanas y coco.
Entonces yo tenía nueve años y nada me preocupaba. Se puede decir que era feliz. Mi única preocupación era estar con mis amigos y jugar a cualquier juego de niños. Un día te despiertas y tienes casi treinta años y una historia a tus espaldas.
Hoy no sé si soy tan feliz, digamos que tengo otra perspectiva de la vida, aunque mis preocupaciones siguen siendo las mismas; estar con mis amigos y saber que todavía puedo jugar como si fuera una niña.

Estellencs 2010
Palma de Mallorca




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